domingo, 28 de junio de 2009

LECTURA. "Diccionario del diablo", de Ambrose Bierce (13)


Selección (13): letras Q, R
Q
Quiromancia, s. Método número 947 (según la clasificación de Mibleshaw) de obtener dinero con engaños. Consiste en "leer el carácter" en las líneas de las manos. El carácter puede realmente leerse de este modo, ya que cada mano exhibida al quiromántico lleva escrita en sus líneas la palabra "tonto". El engaño consiste en no decirlo en voz alta.

Quórum, s. En un cuerpo deliberativo, número de miembros suficiente para hacer su voluntad. En el Senado norteamericano, se forma quórum con el presidente de la Comisión de Finanzas y un mensajero de la Casa Blanca; en la Cámara de Representantes, bastan el presidente del cuerpo y el demonio.

R

Racional, adj. Desprovisto de ilusiones, salvo las que nacen de la observación, la experiencia y la reflexión.

Rana, s. Reptil de patas comestibles. El primero que las menciona en la literatura profana es Homero, al relatar la guerra entre las ranas y los ratones. Los escépticos han dudado de que Homero fuese el autor de esa obra, pero el erudito, ingenioso e industrioso doctor Schliemann resolvió para siempre la cuestión al desenterrar los huesos de las ranas muertas. Una de las formas de persuasión moral que se ejercieron sobre el Faraón, a quien le gustaban en "fricassée", observó, con verdadero estoicismo oriental, que él podía aguantar el flagelo tanto tiempo como las ranas y los judíos; esto obligó a modificar el programa. La rana es una cantante diligente, de buena voz, aunque mal oído. El libreto de su ópera favorita, escrito por Aristófanes, es breve, sencillo y eficaz: brikikixkoax; la música pertenece, al parecer, al eminente compositor Richard Wagner.

Rapacidad, s. Previsión sin industria. Poder ejercido económicamente.

Ratón, s. Animal cuyo camino está sembrado de señoras desmayadas. Así como en Roma los cristianos eran arrojados a los leones, siglos antes, en Otumwee --la más antigua y famosa ciudad del mundo-- las mujeres herejes eran arrojadas a los ratones. EI historiador JakakZotp, rico otumwés cuyos escritos han llegado a nosotros, dice que esas mártires enfrentaban la muerte con mucha agitación y poca dignidad. Inclusive pretende (llevado por la malicia del fanatismo) disculpar a los ratones, declarando que las infortunadas mujeres perecían, algunas de fatiga, otras rompiéndose el cuello al caer, y algunas por falta de reconstituyentes. Pero si "la historia romana es nueve décimos de mentira", no podemos aspirar a una proporción menor de esa figura retórica en los anales de un pueblo capaz de crueldad tan increíble con bellas mujeres; corazón duro habla por lengua mentirosa.

Razonable, adj. Accesible al contagio de nuestras opiniones. Receptivo a la persuasión, la disuasión, la evasiva.

Razonar, v.t. Pesar probabilidades en la balanza del deseo.

Realidad, s. El sueño de un filósofo loco. Lo que queda en el filtro cuando se filtra un fantasma. El núcleo de un vacío.

Realmente, adv. Aparentemente, quizá; posiblemente.

Rebelde, s. El que propone un nuevo desgobierno, sin conseguir implantarlo.

Receta, s. Adivinanza, realizada por el médico, de lo que prolongará mejor la situación con menor daño para el paciente.

Recordar, v.t. Traer nuevamente a la memoria, con algunos agregados, algo que previamente se ignoraba.

Reconciliación, s. Suspensión de hostilidades. Tregua armada para desenterrar a los muertos.

Recreo, s. Clase especial de aburrimiento que alivia una fatiga general.

Rectitud, s. Virtud sólida que solía encontrarse entre los Pantidoodles, habitantes del sector meridional de la península de Oque. Misioneros que volvían de allí hicieron varios tibios intentos por introducirla en Europa, más, al parecer, la expusieron con escasa convicción, como se desprende del único sermón conocido del piadoso obispo Rowley, del que damos un pasaje característico: "Ahora bien, la rectitud consiste no sólo en un santo estado de ánimo, ni siquiera en cumplir los ritos religiosos y obedecer la letra de la ley. No basta ser piadoso y justo; es necesario conseguir que los otros alcancen el mismo estado; y el medio justo para ese fin es la compulsión. Porque así como mi injusticia puede hacer daño a otro, del mismo modo la injusticia de éste puede perjudicar a un tercero, cosa que manifiestamente debo impedir, así como evito mi propio mal. En consecuencia, si quiero ser recto, debo impedir, por la fuerza si es necesario, que el prójimo acometa esas injuriosas empresas de las que yo mismo, gracias a una mejor disposición y a la ayuda del Cielo, me abstengo."

Redención, s. Exención de castigo que consiguen los pecadores asesinando al Dios contra el que pecaron. La doctrina de la Redención es el misterio fundamental de nuestra santa religión, y quien crea en ella no perecerá, sino que gozará de vida eterna para tratar de comprenderla.

Referéndum, s. Ley que se somete a voto popular para establecer el consenso de la insensatez pública.

Reflexión, s. Proceso mental que nos da una visión más clara del pasado y nos permite eludir peligros que no volveremos a enfrentar.

Refrán, s. Dicho vulgar, proverbio. He aquí algunos ejemplos:
Cuida los centavos, que los pesos se despilfarran solos.
Mejor tarde que antes de ser invitado.
Predicar con el ejemplo es mejor que seguirlo.
No dejes para mañana lo que pueda hacer otro.
El que ríe menos ríe mejor.
Hablando del lobo, termina por enterarse.
De dos males, trata de ser el menor.
Querer es poder decir "No quiero".

Regazo, s. Uno de los más importantes órganos del cuerpo femenino, admirablemente previsto por la naturaleza para el reposo de la infancia, aunque se usa principalmente en las festividades rurales para sostener platos de pollo frío y cabezas de machos adultos. El macho de nuestra especie tiene un regazo rudimentario, imperfectamente desarrollado y que en modo alguno contribuye a su bienestar sustancial.

Reina, s. Mujer que gobierna el reino cuando hay un rey, y por medio de quien el reino es gobernado cuando no lo hay.

Relicario, s. Receptáculo destinado a recibir objetos sagrados, tales como fragmentos de la verdadera cruz, costillas de santos, las orejas de la burra de Balaam, los pulmones del gallo que incitó a Pedro al arrepentimiento, etcétera. Los relicarios son generalmente de metal y tienen una cerradura para impedir que el contenido se derrame y obre milagros en momentos inoportunos. Cierta vez, una pluma del Ángel de la Anunciación escapó mientras se pronunciaba un sermón en la basílica de San Pedro y cosquilleó de tal modo en las narices de la congregación, que todos despertaron y estornudaron tres veces, con gran vehemencia. La "Gesta Sanctorum" refiere que un sacristán de la catedral de Canterbury sorprendió la cabeza de San Dionisio en la biblioteca. Reprendida por el severo custodio, respondió que estaba buscando un cuerpo de doctrina. Este chiste de mal gusto enfureció tanto al diocesano, que el ofensor fue públicamente anatematizado, arrojado a una fosa y reemplazado por otra cabeza de San Dionisio, traída de Roma.

Religión, s. Hija del Temor y la Esperanza, que vive explicando a la Ignorancia la naturaleza de lo Incognoscible.
--¿Cuál es tu religión, hijo? --preguntó el arzobispo de Reims.
--Perdón, monseñor. --replicó Rochebriant-- Me siento avergonzada de ella.
--¿Entonces, por qué no te vuelves ateo?--¡Imposible! El ateísmo me avergonzaría.
--En ese caso, señor, debería usted convertirse al protestantismo.

Reloj, s. Máquina de gran valor moral para el hombre, que mitiga su preocupación por el futuro al recordarle cuánto tiempo le queda.

Renombre, s. Grado de distinción intermedio entre la notoriedad y la fama, algo más soportable que la primera, y un poco menos intolerable que la segunda. A veces es conferido por una mano inamistosa y desconsiderada.

Renta, s. Patrón de medida natural y racional de la respetabilidad.
Otros criterios comúnmente aceptados son artificiales, arbitrarios y falaces. Porque, como ha dicho con justicia Sir Sycophas Chrysolater, "la propiedad (moneda, tierras, casas o mercancías, o todo lo que nos pertenece por derecho para satisfacer nuestras necesidades) así como los honores, títulos, privilegios y posición, o el conocimiento y favor de personas respetables o capaces, no tienen otro uso y funciones reales que el de obtener dinero. Luego, todas las cosas valen en la medida en que favorecen ese objetivo, y sus poseedores deben asumir un rango acorde con tal definición. En consecuencia, ni el propietario de un castillo improductivo --por grande y antiguo que sea--, ni el que ejerce una dignidad honoraria, ni el favorito, sin fortuna, de un rey, son estimados en un mismo nivel con quien acrecienta diariamente su fortuna; y aquellos cuyo patrimonio es estéril no pueden aspirar en justicia a un honor más grande que el de los pobres e indignos".

Renunciar, v. t. Ceder un honor a cambio de una ventaja. Ceder una ventaja a cambio de otra ventaja mayor.

Reparación, s. Satisfacción que se da por un mal cometido, y que se deduce de la satisfacción experimentada al cometerlo.

Réplica, s. Insulto prudente al contestar. Practicada por señores que tienen una repugnancia innata por la violencia, junto con una fuerte tendencia a ofender. En una guerra de palabras, táctica del indio norteamericano.

Réplica (artística), s. Reproducción de una obra de arte por el artista original. Se la llama así para distinguirla de la "copia", que está hecha por otro artista. Cuando ambas están ejecutadas con la misma habilidad, la réplica es más valiosa, pues se supone que es más bella de lo que parece.

Reportero, s. Periodista que a fuerza de suposiciones se abre un camino hasta la verdad, y la dispersa en una tempestad de palabras.

Reposar, v.i. Dejar de fastidiar.

Reprobación, s. En teología, condición de un mortal sin suerte condenado antes de nacer. La doctrina de la reprobación fue predicada por Calvino; el regocijo que ella le causaba se veía un poco empañado por su convicción, triste y sincera, de que si bien algunos están predestinados al infierno, otros lo están a la salvación.

República, s. Nación en que, siendo la cosa que gobierna y la cosa gobernada una misma, sólo hay autoridad consentida para imponer una obediencia optativa. En una república, el orden se funda en la costumbre, cada vez más débil, de obedecer, heredada de nuestros antepasados, que cuando eran realmente gobernados se sometían porque no tenían otro remedio. Hay tantas clases de repúblicas como grados entre el despotismo de donde provienen y la anarquía adonde conducen.

República, s. Entidad administrativa manejada por una incalculable multitud de parásitos políticos, lógicamente activos pero fortuitamente eficaces.

Rescate, s. Compra de lo que no pertenece al vendedor, ni puede pertenecer al comprador. Es la más improductiva de las inversiones.

Residente, s. y adj. El que no puede irse.

Respetabilidad, s. Fruto amoroso de una calva y una cuenta bancaria.

Responder, v. t. e i. Dar respuesta, o manifestar de otro modo que se tiene conciencia de haber inspirado un interés en lo que Herbert Spencer llama "eternas coexistencias"; fue así como Satán, "achatado como un sapo" junto a la oreja de Eva, respondió al toque de la lanza del ángel. Responder por daños es contribuir al sostén del abogado del demandante y, de paso, a la satisfacción del propio demandante.

Responsabilidad, s. Carga desmontable que se traspasa fácilmente a las espaldas de Dios, el Destino, la Fortuna, la Suerte, o el vecino. Los aficionados a la astrología suelen descargarla en una estrella.

Restitución, s. Fundación o sostén de universidades y bibliotecas públicas por medio de legados o donaciones.

Resultado, s. Tipo particular de desengaño. Esa clase de inteligencia que ve en la excepción la prueba de la regla, juzga la sabiduría de un acto por su resultado. Esto es un absurdo inmortal; la sabiduría de un acto debería juzgarse según las luces del autor al cometerlo.

Revelación, s. Libro famoso en que el divino San Juan ocultó todo lo que sabía. La revelación corre por cuenta de los comentaristas, que no saben nada.

Reverencia, s. Actitud espiritual de un hombre frente a un dios, y de un perro frente a un hombre.

Revolución, s. En política, abrupto cambio en la forma de desgobierno. Específicamente, en historia norteamericana, reemplazo de un Ministerio por una Administración, que permitió que el bienestar y la felicidad del pueblo progresara media pulgada por lo menos. Las revoluciones vienen generalmente acompañadas de una considerable efusión de sangre, pero se estima que valen la pena, sobre todo para aquellos beneficiarios cuya sangre no corrió peligro de ser derramada. La revolución francesa es de indudable valor para el socialista de hoy: cuando tira los hilos que mueven su esqueleto, sus gestos infunden un terror indecible a los sangrientos tiranos sospechados de fomentar la ley y el orden.

Rey, s. Personaje masculino al que suele llamarse en los Estados Unidos "una cabeza coronada", aunque nunca usa corona y por lo general no tiene cabeza digna de ese nombre.

Rezar, v. i. Pedir que las leyes del universo sean anuladas en beneficio de un solo peticionante, confesadamente indigno.

Rico, adj. Dícese del que tiene en caución, con el compromiso de rendir cuentas, los bienes de indolentes, incapaces, pródigos, envidiosos y desafortunados. Este es el criterio que prevalece en el hampa, donde la Fraternidad del Hombre encuentra su desarrollo más lógico y su defensa más candorosa. Para los habitantes del mundo intermedio, la palabra significa bueno y sabio.

Ridículo, s. y adj. Palabra destinada a probar que la persona a quien se aplica carece de la dignidad de carácter de quien la pronuncia. Según Shaftesbury, el ridículo es la prueba de la verdad: afirmación ridícula, pues muchas solemnes falacias han sobrevivido a siglos de ridículo, sin que disminuyera su aceptación popular.

Rima, s. Concordancia de sonidos en la punta de dos versos, generalmente malos y aburridos.

R.I.P. Abreviatura distraída de "requiescat in pace", con que se testimonia una indolente buena voluntad hacia los muertos. Según el erudito doctor Drigge, originariamente significaba "reductus in pulveris", o reducido a polvo.

Riqueza, s. Don del Cielo que significa: "Este es mi hijo bien amado, en quien he puesto toda mi complacencia" (John D. Rockefeller). Recompensa del esfuerzo y la virtud (J.P.Morgan). Los ahorros de muchos en las manos de uno (Eugene Debs). El inspirado lexicógrafo lamenta no poder agregar nada de valor a estas excelentes definiciones.

Risa, s. Convulsión interna, que produce una distorsión de los rasgos faciales y se acompaña de ruidos inarticulados. Es infecciosa y, aunque intermitente, incurable. La tendencia a los ataques de risa es una de las características que distinguen al hombre de los animales, que se muestran no sólo inaccesibles a la provocación de su ejemplo, sino inmunes a los microbios que originariamente provocaron la enfermedad. Si la risa puede contagiarse a los animales mediante inoculación a partir de un ser humano, es un problema que no ha sido resuelto experimentalmente. El doctor Meire Witchell sostiene que el carácter infeccioso de la risa se debe a la instantánea fermentación de la saliva pulverizada, y por lo tanto designa a esta dolencia con el nombre de "Convulsio spargens".

Rito, s. Ceremonia religiosa o semirreligiosa establecida por la ley, el precepto o la costumbre, de la que se ha estrujado meticulosamente el aceite esencial de la sinceridad.

Ron, s. Bebida ardiente que produce locura en los abstemios.

Ruido, s. Olor nauseabundo en el oído. Música no domesticada. Principal producto y testimonio probatorio de la civilización.

Rumor, s. Arma favorita de los asesinos de reputaciones.

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