martes, 11 de febrero de 2014

PRENSA. "De cine". Manuel Vicent

 
Manuel Vicent   

 En "El País":

De cine

Frente a los cineastas españoles que han conseguido reconocimiento internacional,quisiera saber qué influencia o simple interés despiertan nuestros políticos fuera de nuestras fronteras.

 9 FEB 2014
Varios directores de cine español y algunos de nuestros actores y actrices han alcanzado un prestigio internacional, cosa que no se puede afirmar de esos periodistas y políticos que por pura ideología los desprecian o ridiculizan llamándoles titiriteros. De hecho no hay en el periodismo ni en la política de este país figuras que actualmente puedan medir su nombre fuera de España con los de Almodóvar, Amenábar, los hermanos Trueba, Javier Bardem, Penélope Cruz y de otros creadores y artistas jóvenes, por no hablar de Buñuel, Berlanga y Azcona, maestros indiscutibles que ocupan un lugar de privilegio en la mitología cultural. Frente a los cineastas españoles que han conseguido un Oscar de Hollywood, una Palma de Oro en Cannes, un Oso en Berlín o un León en Venecia quisiera saber cuántos Premios Pulitzer o galardones de una categoría similar pueden aportar esos periodistas que en las tertulias zahieren a nuestros artistas de forma inmisericorde o qué influencia o simple interés despiertan nuestros políticos en los círculos internacionales para que uno los admire y se sienta orgulloso de ellos. Hagamos la prueba esta noche en la entrega de los Premios Goya. Después de que desfilen por la alfombra roja nuestros cineastas, actores y actrices, autores y directores de teatro, guionistas, músicos, figurinistas, escenógrafos y diseñadores que lo hagan a continuación los políticos de cualquier bando, algunos de ellos corruptos hasta el blando de los huesos, seguidos por esos periodistas lanceros de la derecha mediática con el pelo teñido de negro azabache. Pese a que el glamour no es una característica especialmente española, a los artistas, en general gente guapa, jóvenes atractivos llenos de imaginación, que luchan contra terribles obstáculos para realizar su talento, el público adolescente los aclamará, les pedirá autógrafos, les disparará los móviles y si pudiera les arrancaría los botones para llevárselos de recuerdo; en cambio, los políticos recibirían de los adultos el escarnio del abucheo ganado a pulso. Creer que los cómicos son saltimbanquis y machacar al artista que sobresale es la verdadera Marca España, pero, al final, el arte que generen nuestros jóvenes creadores será el asa más firme donde uno todavía pueda agarrarse.

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