viernes, 29 de agosto de 2014

PRENSA CULTURAL. "Varios autores responden cuáles son los libros de nuestro tiempo" (6)


   En la revista "Letras Libres":

Encuesta

Por La redacción


Juan Malpartida
Al fin al cabo, en libros, lo bueno es que no todo está leído. Al elegir no supongo la pretendida objetividad (social) del historiador sino la segura relatividad de la memoria (personal). Si pienso en diez libros importantes surgidos a lo largo de mi vida, que se inicia en 1956, tengo que empezar por la vida intrauterina, sin duda fundamental, y señalar Tristes trópicos (1955), de Lévi-Strauss, cuyo capítulo final, “Taxila” (“Al pie de las montañas de Cahemira…”), sigue gravitando en mí desde la primea vez que lo leí. Debilidad por Gerald Brenan, sobre todo por Al sur de Granada (1963): la fisicidad exacta de esa prosa; un conocimiento cultivado que aúna varias disciplinas sin pedantería ni excesos. Leer es caminar, y pocas veces tan lejos y tan cerca como en El Mono Gramático (1974) deOctavio Paz (“lo mejor será escoger el camino de Galta”), una de las prosas más bellas de la lengua. Lo uno a su biografía-estudio de Sor Juan Inés de la Cruz (1982), donde también se da una convergencia magistral de saberes distintos. Más que la poética (profunda), la poesía de Material Memoria (1979) de José Ángel Valente: la poesía amorosa que encarna con altura una tradición y la cambia. Leído primeramente en la traducción de Dionisio Ridruejo y luego en catalán,El cuaderno gris (1966), de Josep Pla: un yo resuelto en un paisaje y un paisanaje (una novela), escrito con una de las prosas más inteligentes y astutas que yo pueda recordar. Richard Dawkins es autor de varios libros notables, y uno de ellos me apasionó de manera singular: El cuento del antepasado (2004), una suerte de viaje científico a la semilla (“La palabra peregrinación implica piedad y reverencia”), en el que se siguen las andanzas y metamorfosis de lo vivo: amor al saber (no religioso) y reverencia a sus maravillas sin cuento. En 2010, Antonio Damasio publicó un libro impactante sobre lo que la neurociencia puede decirnos respecto a la conciencia, Y el cerebro creó al hombre, donde ser retoma un tema de gran importancia, que inquietó desde Berkeley a Schrödinger: la tensión entre mente y materia. La autoconciencia, esa espiral vertiginosa. El siglo XX ha conocido avances increíbles en todas las ciencias, y ha sido pródigo en obras creativas (poesía, novela, teatro, artes plásticas), pero ha conocido también la crueldad extrema, sin duda llevada a cabo por la mente y la mano del hombre, y cuya expresión máxima fueron los campos de concentración (los nazis y los soviéticos). Un profesor judío alemán, Víctor Klemperer, atento a las peculiaridades lingüísticas del poder político, llevó a cabo, en Dresde, anotaciones diarias desde 1942 a 1945: Quiero dar testimonio hasta el final (1998). Esta morosa descripción de la persecución y masacre de los judíos (él estaba casado con una alemana) es uno de los documentos más impactantes que he leído del lado oscuro de lo humano, opuesto a la reverencia ante la vida. La peregrinación aquí se detiene y arroja una sombra terrible sobre la condición humana. Aunque quizás debo recordar también el Diario (2008) de esa muchacha judía francesa, Hélène Berr: un poco de luz surgida del corazón más profundo de la ética y la virtud del valor. ~

Ignacio Martínez de Pisón

Eduardo Moga
Como soy ignorante de muchas cosas ocurridas en el mundo, mi selección será modesta: se ceñirá a los que considero libros fundamentales de la lengua española publicados a lo largo de mi vida, o poco antes. El hacedor supone la reunión armónica de un conjunto heteróclito de asuntos, en prosa y en verso, que revela la capacidad que tiene cualquier realidad para constituir otra realidad, estéticamente superior, y que, entre otros méritos incomparables, incluye el “Poema de los dones”. Rayuela seduce por su dilatada dimensión psicológica, por la voracidad de su prosa y las añagazas de su estructura –antilineal, antinovelística–, y, sobre todo, por la recreación de una atmósfera estupefaciente: Oliveira y la Maga viven en una plenitud desaforada, embriagados de amor, alcohol y jazz, en un París edénico, pero también infernal. La realidad y el deseo sintetiza, con una poesía dialogante y fecunda, el conflicto esencial que subyace en la obra de Cernuda y, en un sentido más amplio, en el corazón del hombre: la lucha entre la libertad personal y la opresión colectiva, el choque entre el placer que se persigue y el dolor que es impuesto, la irremediable fractura entre lo ansiado y lo vivido. Paradiso constituye la mayor explosión lingüística del castellano del siglo XX: una catedral escrita por alguien “admirable y diabólicamente hermético” –como señaló Cernuda–, en cuya construcción Lezama utiliza un culteranismo tamizado por el habla popular cubana, un multifacetado cosmos simbólico y mitológico, una sensualidad rezumante en cada página y una torrencialidad elocutiva que, en realidad, solo refleja “la abundancia justa” perseguida por su autor. Cien años de soledad no es únicamente el icono del boom hispanoamericano, sino una suma inverosímil de oxímoros: conjugación de realismo y magia; extensa síntesis de la historia del continente, a la vez que metáfora retumbante de la soledad del individuo; y relato pulcro, exacto, vigoroso, de raigambre oral, pero también poesía, o quizás poesía antes que narración. Los hijos del limo esclarece un concepto básico de la cultura occidental: la tradición de la ruptura. La modernidad no es una realidad cronológica, sino espiritual: una actitud de crítica y superación permanente de lo establecido. Y Paz lo argumenta con una lucidez fulminante, que se proyecta en una prosa igualmente diamantina.Claros del bosque constituye otro ejemplo de filosofar revelador, uno de los más luminosos del siglo, aunque permeado por la sombra que proyecta la razón poética, ese inteligir que supera la escisión entre pensamiento y sentimiento, gracias a un lenguaje capaz de expresar la verdad íntima del ser, su esencia sagrada. Descripción de la mentiraabre el camino de la neovanguardia en España, y a todas sus derivaciones irracionales, aunque siempre asentadas en una percepción crítica de la realidad y de la existencia. El poemario, en el que resuenan el esplendoroso desorden rimbaudiano y la voz oracular de Saint-John Perse, es una deslumbrante metáfora del amanecer colectivo, tras la larga noche del franquismo, y también de la reviviscencia personal de su autor, tras un exilio interior no menos lleno de oscuridad y sufrimiento. Material memoria, en fin, resume el adentramiento de Valente en las honduras de la conciencia y el lenguaje, su indagación en la sustancia estética y los laberintos de la intimidad; una aventura metafísica y metapoética que arraiga en el conocimiento de la mística, inspirado por María Zambrano, de la que deriva, en buena medida, su preocupación por la inefabilidad, el vacío y la nada. Con un lenguaje muy sobrio, Valente avanzó en su “poesía de la meditación”, que, en las últimas décadas del siglo XX, devino “del silencio”: una lírica basada en la retracción, en el no decir, en la memoria primordial. ~
Vicente Molina Foix

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